Los espacios verdes con gestión pública se diseñan y mantienen de una forma sustentable. Para ello, se evalúan los siguientes aspectos: absorción de dióxido de carbono, producción de oxígeno, menos nutrientes perdidos en el agua subterránea y superficial, menos riesgos para la salud reduciendo el uso de herbicidas y una apreciación económica de la tierra.
Las mezclas de pastos pueden tener una gran influencia en la sustentabilidad de los espacios verdes. Las semillas con una alta energía de germinación, por ejemplo, garantizan que el césped sea denso más rápidamente, no dejando que crezcan malezas. Esto hace, a su vez, que no hagan falta herbicidas. Las propiedades del pasto como la resistencia a enfermedades, la tolerancia a sequías y el uso de minerales, resultan muy importantes cuando se habla de sustentabilidad en espacios verdes.
Las herbáceas también pueden contribuir a la sustentabilidad absorbiendo el dióxido de carbono y emitiendo oxígeno a la atmósfera. Un campo deportivo puede absorber en su tierra unos 40 kg de dióxido de carbono al día. Esto lo convierte en uno de los tres mayores fijadores de dióxido de carbono, junto con los bosques y las algas.